Las nubes se acumularían en el cielo sobre sus cabezas; la superficie de los campos se oscurecería; el paisaje cobraría un aspecto completamente diferente. También, y por un momento, este cambio debía cernirse sobre la vida humana. Era una ligera alteración en el modo de ver las cosas, un cambio que, a su vez, debía dar un aspecto completamente diferente a la vida.

«Hontanar, un escenario que se despliega con la promesa de aventuras inexploradas. En nuestra reciente travesía, nos embarcamos en la ruta conocida como ‘Las Lanchas de Hontanar’, un título que evoca misterio y emoción. Aunque el nombre sugiere navegación, la realidad es que la ruta nos llevó por tierras más altas y escarpadas.



El desafío comenzó con una ascensión empinada, una suerte de prueba de resistencia que anticipaba la maravilla que nos esperaba. El sendero nos llevó a través de pendientes pronunciadas, guiándonos con la promesa de vistas extraordinarias y paisajes que cambiarían nuestra perspectiva.



A pesar de que ‘Las Lanchas de Hontanar’ no involucra navegar en aguas, la experiencia no decepcionó en lo más mínimo. En cada paso, nos encontramos con la majestuosidad de la naturaleza en su máxima expresión. Acantilados imponentes se alzaban a nuestro alrededor, ofreciendo panorámicas que nos recordaban la grandeza de la Tierra.


A lo largo de las cuatro horas que duró la travesía, exploramos más de ocho kilómetros de terreno variado, con una altitud máxima de 1.292 metros. Encontramos pequeñas cataratas que decoraban el camino, regalándonos pausas refrescantes en medio de la caminata. El paisaje, una explosión de colores, nos cautivó en cada rincón.


Así, ‘Las Lanchas de Hontanar’ se revelaron como mucho más que un simple nombre de ruta. Fueron el portal hacia una experiencia única, donde la tierra y el agua se fusionaron en una sinfonía de belleza natural. Sin duda, una jornada que quedará grabada en mi memoria como un día estupendo, lleno de descubrimientos y paisajes que alimentaron el alma.»
