Andrés Palacios: firmeza y pureza en el tiempo

Hay toreros que no necesitan llenar titulares para dejar huella. Que no buscan el brillo fácil, sino el reflejo hondo del arte verdadero. Andrés Palacios es uno de ellos. Un torero que se mantiene firme en su concepto, pase lo que pase, porque cree en lo que hace, y lo hace con el alma.

La pureza no se negocia. El tiempo será justo con quien no traiciona su estilo.

En cada muletazo suyo hay un susurro antiguo, una lección de temple, un grito callado que dice: así se torea cuando se siente. Y aunque los caminos del toreo no siempre han sido justos con él, nunca ha dejado de luchar. Ni una cornada, ni la escasez de contratos, ni el olvido ocasional de los grandes circuitos han apagado su fe.

Cada tarde, una promesa. Cada muletazo, una verdad. Andrés Palacios: el torero que no se rinde.

En estos años, lo hemos visto volver una y otra vez al albero, con la misma verdad, con la misma verticalidad, con el mismo respeto por el toro y por el público. Lo vimos en el festival del Cotolengo en Albacete, donde toreó con gusto y hondura a un novillo de Montealto y cortó dos orejas. Y también en la feria de su tierra, frente a un complicado ejemplar de Samuel Flores, donde demostró que aún queda mucho torero por ver, incluso saliendo herido.

Volver no es una esperanza, es una certeza cuando el corazón no se rinde.

Porque Andrés no torea para figurar. Torear, para él, es decir quién es. Y esa constancia, esa coherencia con su estilo, es lo que hace que el aficionado siga esperándolo. No se olvida el trazo limpio, el temple sereno, el clasicismo que respira en cada pase suyo.

Hoy, mientras otros corren detrás del ruido, Palacios sigue construyendo desde el silencio. Desde el trabajo diario, desde la fidelidad a un concepto que no negocia. Y quienes sentimos esta Fiesta con el corazón, sabemos que las oportunidades llegarán de nuevo, porque el toreo puro siempre encuentra su sitio.

Andrés: sigue luchando. No sueltes la muleta ni un día. Las plazas grandes te esperan, como te esperamos nosotros. Porque el toreo necesita hombres como tú: valientes sin estridencia, artistas sin disfraz, toreros con alma.

El trazo limpio, la mirada firme y el concepto intacto. Andrés Palacios, fiel a su verdad, en cada pase.

Deja un comentario